Primero habría que diferenciar entre software libre, de código abierto y gratuito:
El software libre se opone al software propietario según se tenga acceso o no al código fuente y es independiente de su gratuidad. El software libre se denomina también software de código abierto. Aunque sea común que el software de pago sea también de código cerrado, no todo el software gratuito es abierto o libre.
Cualquiera que lo desee puede consultar el código fuente, estudiarlo, copiarlo total o parcialmente, difundir copias, modificarlo o difundir copias del código modificado.
El software gratuito es el que nos permite utilizarlo sin necesidad de pagar con dinero y se opone al software de pago. Es importante entender que el hecho de no pagar dinero por su utilización no implica que no nos cueste nada ya que a menudo las páginas que cuelgan estas aplicaciones nos hacen pagar en forma de espera mientras vemos publicidad, ventanas emergentes que tenemos que cerrar con todo tipo de anuncios, registros en los que se nos pide nuestros datos personales y se nos suscribe a todo tipo de boletines imposibles de eliminar.
Estrategias mixtas son las de ofrecer una demo gratuita con ciertas opciones capadas, ofrecer una prueba del producto completo por un número limitado de días o de usos. O incluso la cada vez más común de ofrecer el producto completo, gratuito, sin publicidad y con las máximas prestaciones por un tiempo indefinido para posteriormente introducir publicidad, ir eliminando de la versión gratuita distintos elementos o incluso convertirla en una aplicación de pago para todos los usos.
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