La publicidad es un proceso de comunicación e información dirigido a un público mayoritario y que tiende a incrementar las ventas de un determinado producto. La publicidad tiene un objetivo primordialmente comercial.
Asimismo, la publicidad pretende crear en el consumidor la necesidad de comprar ciertos productos mediante la persuasión, la repetición y la asociación a un estilo de vida. ¿Quieres ser ambientalmente responsable? Compra este coche. ¿Quieres ser feliz y apreciado por tus amigos? Bebe este refresco ¿Quieres tener momentos familiares entrañables? Lleva a tu familia a este restaurante de comida rápida ¿Quieres cuidar de tus hijos? Comprales esto.
Según coemnta Lidia Sanz, la Ley General de Publicidad, de 1988, establece que ésta no puede ser ilícita, engañosa, desleal ni subliminal. Es decir, ha de ser veraz y respetuosa con la dignidad de la persona y sus derechos. Sin embargo estos valores implícitos que se asocian con el producto son asumidos por los consumidores y no son motivo de regulación alguna.
Estoy muy deacuerdo con que el consumidor tenga a su dispodición todos las características del producto. Que pueden proporcionarse en el exterior o el interior del envase como los ingredientes, los aportes beneficiosos, las posibles contraindicaciones, tal como se hace en un fármaco. Llama la atención la cantidad de anuncios que no comentan ni una sola de las características del producto (ver anuncios de refrescos).
Sin embargo no entiendo la necesidad de que estas características, especialmente las advertencias negativas del producto sean promulgadas en la publicidad. ¿Realmente es necesario recordar al paciente que no debe automedicarse? ¿El hecho de colocar un mensaje de 1 segundo al respecto va a modificar su comportamiento? Y especielmente ¿es responsabilidad de la publicidad modificar estos comportamientos?. Ver el posteo de "Inneraty: Inmunidad o asimilación"
A veces se cae en un paternalismo peligroso. "Si lo venden no puede ser malo", "Si no se me avisa de que no es prudente meter un objeto metálico en el casquillo de una bombilla podría ocurrirseme". Creo que la publicidad debe ser veraz, pero que debe ser el propio consumidor el que decida qué características son relevantes para él. Si el estado considera que un producto es perjudicial para la salud, como ocurre con el tabaco, que tome las medidasque considere oportunas. Desde campañas de información hasta prohibirlo como hace con otros productos (no olvidemos otras drogas que el estado ha ilegalizado). Hacer recaer esa responsabilidad en la publicidad me parece un arma de doble filo. Es una forma de liberarse de la obligación y poder cruzarse de brazos frente a otras acciones. Es un paternalismo un poco negligente.
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