domingo, 7 de noviembre de 2010

Propaganda en la democracia

"La propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al estado totalitario"
Noam Chomsky: El control de los medios de comunicación


     La idea general del concepto de democracia que damos a los alumnos en secundaria, es que el poder gubernamental es elegido libremente por el pueblo. Para asegurar que esta elección sea informada, los programas electorales son públicos. Donde públicos quiere decir que están a disposición del público, no que el público los conozca. Lo cierto es que en la puesta en práctica, es muy difícil encontrar a un votante que se haya leido y comprendido los distintos programas electorales. Lo que conocemos de ellos es lo que nos han anunciado de ellos, tanto los propios partidos de los aspectos positivos, como los competidores y otras organizaciones de los aspectos negativos. En ambos casos, lo que consumimos no es la información original (la información como recurso que diría Floridi) sino la información procesada con intención de modificar nuestra conducta (la información como objetivo).
     Pero podríamos ir más lejos, ya que esta información o se emite en debates políticos o coemntarios a los que tampoco acceden la mayoría de consumidores, aunque todos ellos tengan de hecho acceso. ¿Con qué criterio se crean opinión (voten o no) entonces un porcentaje importante de la población? Pues a menudo con la llamada propaganda electoral. 
     Seguimos a los candidatos en sus inaguraciones, actos públicos, "besa niños"... Y durante esas andadas esporádicamente nos informan de algún aspecto parcial de su programa relacionado de alguan manera con el acto. No nos importa. Lo importante es como se mueve, si parece una persona agradable, sincera, si no tiene un mal gesto, si está tenso en las situaciones que nosotros mismo lo estaríamos, si su familia se parece a la nuestra (o a la que querríamos tener), si ha contestado educadametne a ese periodista que no conocemos o si ha dado la mano a esa señora que se veía en primera línea y un largísimo etcétera.
     Los políticos entonces se convierten en un producto de marketing más. Con sus atributos deseables, sus valores asociados, sus nichos de mercado, sus campañas de lanzamiento o mantenimiento.

     Más adelante, ya en el poder, es importante saber "vender" literalmente las políticas. Tanto si nos metemos en una guerra o si afianzamos las relacioens exteriores con tal o cual país, es importante que la gente, nosotros, estemos convencidos de que eso era lo mejor o al menos que no nos ha quedado otro remedio. 
     Noam Chomsky, en su libro "Como nos venden la moto" explica de manera magistral y a la vez sencilla y evidente como se manejaron ciertas políticas en Estados Unidos para entrar en la Primera Guerra Mundial. Como buscaron enemigos, como hicieron sentir a la población el pelígro inminente en el que vivían ¡sin darse cuenta!. No hace mucho se aplicaron las mismas técnicas, no más refinadas para entrar en guerra con Irak, como se prepararon eslóganes como "Justicia infinita" o "Libertad duradera", como se convenció a la sociedad de que su forma de vida está en peligro. Como ya se demostró en la ficción de Orwell, nada une más a una sociedad y fortalece más a un gobierno que la lucha contra un enemigo común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario