sábado, 20 de noviembre de 2010

Música e Internet. Con la música a otra parte.

     No suelen aparecer en la prensa noticias de esta parte marginal de la música. Autores, con todos los derechos que los más comerciales pero que las discográficas han considerado que no son rentables, que no tienen un target claro o que no compensa producirles porque se solapan con otros productos a la venta. No deja de ser eso estar a la venta. A una discográfica la producción y la distribución de las 1,55 copias de un CD que hablan en el artículo, le sale a un precio ínfimo en comparación con lo que le cuesta a un artista autónomo. Sin embargo a la discográfica no le compensa producírselo y sin embargo al artista sí. ¿Quien está matando la música?

     No nos engañemos, este circuito autónomo no es nuevo de la era digital. Muchos grupos ya se editaban sus maquetas y distribuían sus copias durante sus conciertos antes de que existiera Internet. La red lo "único" ha hecho es facilitar y abaratar la distribución y la promoción. Me gusta pensar que ahora la calidad de grabación de estos grupos es más profesional, y que no va a sonar a "música de garaje". Y sin embargo me apena ver que la salida esperada siga siendo que un gran sello invierta en tí. Cuando para que una empresa te produzca primero debes demostrar que sacará dinero de tí, y segundo aceptar que ella sacará más dinero de tu trabajo que tú.

     Para rematar, a la hora de hacer valer los derechos de autor, un autor no tiene nada que hacer si no está respaldado por una gran empresa que invierta en abogados, incluso aunque estos abogados no tengan que ejercer porque su solo nombre ya implica que su trabajo está protegido.
     De nuevo me remito a Brad Templeton y a mí misma en la entrada de "A favor del copyright. Grandes mitos"

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