Diferencia entre lo que creemos y defendemos y lo que de facto hacemos.
Creo que este texto puede relacionarse directamente con la presión que supone la moral judeocristana heredada por la cultura occidental. Que nos adoctrina a discriminar de forma inequívoca lo blanco y lo negro, lo "bueno" o "virtuoso" y lo "malo" o "pecaminoso". Este adoctrinamiento tiene además dos vertienentes:
- Por un lado, una vez identificados los valores deseables debemos perseguirlos. Esto implica convencerse a uno mismo de que hace es lo que considera bueno. Nadie se considera a sí mismo malo. E impulsa a que las ideas se defiendan, cuanto más behementemente mejor. Cuanta más gente haga lo mismo que nosotros más nos reafirmaremos en que hacemos lo correcto.
- Por otro lado no debemos quedarnos solo en identificarlo, perseguirlo en uno mismo y condenarlo sino se ve en los demás. Una parte importantísima pasa por mostrar hacia fuera, a los demas, que nosotros mismos lo cumplimos. Lo que suele decirse de "No solo hay que ser bueno sino parecerlo". Y para este fin es imprescindible autojustificar las propias faltas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario